febrero 2016

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No tenía pensado pasarme hoy por el blog. Necesito algo de tiempo para organizar un plan que tenemos en mente para el fin de semana y una alternativa por si la previsión del tiempo finalmente se cumple también por Alicante,... Algo que por cierto, no suele suceder,... Pero es que he dejado un sorteo en mi Instagram que quizás os interese a los que queréis participar en el Taller de Literatura Infantil: Brujarella. Es muy fácil, sólo tenéis que nombrar en la publicación (de Instagram) a tres personas. 

Nos reíamos en una de las últimas cenas en casa de Silvia Cenas Adivina, porque nos dibujábamos al salir del trabajo alargando el brazo para enganchar el bolso y el abrigo al vuelo, sacar después derrapando el coche del parking y contar los segundos de cada semáforo en rojo, con una única idea en la cabeza: llegar puntuales a la salida del colegio de nuestros niños, recibirles con millones de besos y aplastarlos contra nuestro pecho en un abrazo lleno de amor incontenido,... y todo ello para que antes, mucho antes de arrancar el coche que nos llevará a casa,... todo el idilio de amor materno-filial se desmorone por cualquier acontecimiento aparentemente insignificante,...

Hoy día, nos llega por todos lados la idea de organizar nuestra vida para optimizar nuestro tiempo y alcanzar más y mejor los objetivos que nos propongamos. Organizamos el menú, el trabajo, la limpieza de la casa, nuestro deporte semanal. Salimos de casa con libretas que llenamos de ideas, la lista de la compra, contabilizamos pasos que transformamos en calorías,... Pero, nos acordamos de organizar a nuestros hijos? Y con organizar a nuestros hijos, no me estoy refiriendo a su agenda escolar y extraescolar, cumpleaños, planes en casa de amigos, llevarles a comprar ropa,... Me refiero a observarlos, conocerlos y ver qué necesitan como personas en ese momento, pensar una idea, organizar un plan que les guíe y acompañarles después en su empeño.

Hace cerca de cinco años, mi hermano Carlos me contó que estuvo en una boda y que unos cuantos invitados habían preparado un flashmob,... En ese momento decidí que no podía morirme sin participar en uno. Y como no iba a esperar a que alguien lo organizara, pues me lié la manta a la cabeza,... Hoy os cuento en el blog, una de las cosas más divertidas y bonitas que hice el pasado 2015,...

Hoy os traigo a esta sección, tres inventarios preciosos de animales, árboles e insectos, todos ellos ilustrados por la pintora y dibujante Emmanuelle Tchoukriel, especializada en dibujo médico y científico, quien representa cada imagen con la misma precisión y el arte con que los naturalistas dibujaban, antes de la invención de la fotografía.

Hay días en los que me lo veo todo hecho y otros en los que siento que no doy pie con bola en cuanto a educación se refiere. Pero lo bueno de esos días, es que siempre acabo leyendo o inventando algo que me resulta de gran interés y utilidad. Cuando leo y escucho sobre la preadolescencia y la adolescencia, la palabra confianza baila constantemente junto al diálogo. Sin embargo, tengo que confesar que pese a tener esto muy presente, la confianza es algo que no terminaba de entender,... y me explico. Sentía la confianza como una obligación, una necesidad abstracta y ciega por la que debía confiar en mis hijos, a pesar de que en el fondo de mi corazón, sabía que se iban a equivocar más de una vez,... Y esto que me resultaba tan contradictorio como absurdo, me llevaba a actuar muchas veces, dejando asomar una desconfianza que seguro que ellos captaban.

Hace un año dimos con este juego de mesa de estilo alemán, inventado por Klaus Teuber al no podemos estar más enganchados. En este juego, los jugadores son los colonos que quieren conquistar una isla, para lo que van a explotar los recursos que hay en ella: madera, lana, cereales, arcilla y mineral, que permitirán construir carreteras, poblados y ciudades así como conseguir cartas de desarrollo del juego.

No parece nada complicado ordenar juguetes al lado del reto de conseguir que el orden dure una temporada preferiblemente larga, MUY LARGA. Pues bien, hace unos meses entré en el cuarto de los juguetes de mis hijos a pasar el aspirador,...y salí de ahí dos días después. Organicé hasta la última pieza de lego, pistolas y tacitas de los playmobil, gomas, tazos, cartas,... TODO. Me doy pena sólo de pensarlo, pero la verdad es que mereció la pena. Y mucho.

Creo que las ilustraciones de Paula siempre me atraparán y eso es justo lo que me ocurrió hace unos días, cuando me lancé en busca de un nuevo álbum infantil en medio de la enorme nave llena de estanterías separadas por menos de un metro con montones de libros de todas las editoriales en todas las direcciones. No había una pila enorme, no. Cuando pasé por delante, sólo quedaba uno, pero era de aquellos libros que te hacen tender la mano,... Esa tórtola con capota me enamoró al instante. Sin duda tenía que ser de Paula Alenda.

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