En mi casa no caben los gritos

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Nos reíamos en una de las últimas cenas en casa de Silvia Cenas Adivina, porque nos dibujábamos al salir del trabajo alargando el brazo para enganchar el bolso y el abrigo al vuelo, sacar después derrapando el coche del parking y contar los segundos de cada semáforo en rojo, con una única idea en la cabeza: llegar puntuales a la salida del colegio de nuestros niños, recibirles con millones de besos y aplastarlos contra nuestro pecho en un abrazo lleno de amor incontenido,... y todo ello para que antes, mucho antes de arrancar el coche que nos llevará a casa,... todo el idilio de amor materno-filial se desmorone por cualquier acontecimiento aparentemente insignificante,...

Supongo que a estas alturas, la mayor parte de la población de este país no sólo tendrá escogido su propósito de año nuevo, sino que ya estará apuntada al gimnasio, suscrita a algún curso de inglés por fascículos o elaborando exquisitos menús semanales a la par de saludables. Sin embargo, voy a dejar mi propuesta al propósito de año nuevo para los más rezagados, para los indecisos o por si quedaba alguno por ahí sin plantearse un propósito todavía,...: Estaba claro, NO MÁS GRITOS.

Hace tiempo escribía,... Las nuevas tecnologías son maravillosas. Gracias al whatsapp tengo contacto prácticamente diario con toda mi familia y mis amigas de la infancia. En Facebook, he encontrado a compañeros del colegio y de la facultad que no sabía nada de ellos desde hacía años. Estoy viendo crecer a mis sobrinos y cuando llego a Pamplona después de varios meses no me sorprendo del cambio que han pegado,… Mantengo amistad con personas que están al otro lado del planeta y tengo la sensación de que pueden llamar a la puerta de mi casa en cualquier momento. No es difícil encontrar tarifas para hablar indefinidamente con todo el que quieras y existen montones de aplicaciones con videollamadas gratuitas. Una maravilla.

Aunque durante las vacaciones de verano instagram se llene de fotos maravillosas en la que todo está enfocado, pensado y encuadrado, los que utilizamos esta red social bien sabemos que también está llena de filtros. Y aunque durante el verano que vivimos fuera de las pantallas también nos rodeemos de cosas bonitas, nos quitemos cargas laborales y dediquemos mucho más tiempo a la familia, a pesar de los buenos planes y cambios de aires, a veces también se complican los días. Hace unas semanas, releí en el libro El Cerebro Del Niño un ejercicio para nosotros, los padres, ideal para practicarlo ahora que podemos encontrar algunos momentos de calma. En él, el Dr. D. Siegel, simboliza la mente como una rueda. En el centro, hay un lugar seguro para relajarse y elegir en qué se va a pensar. 

Hace tiempo que los días no lectivos recogemos la casa entre todos. Cuando eran pequeños esto no era así. Mientras ellos desayunaban yo iba recogiendo la cocina, poniendo lavadoras,... Si jugaban en la habitación, hacía las camas y recogía pijamas, si veían un poco de televisión, entonces apañaba a el salón,... claro que era trabajo, pero la cosa funcionaba.

Una de las cosas que más desquicia a los padres es que no nos hagan caso nuestros hijos. No es raro que después de pedir algo y repetir después, acabemos dando un grito desesperado para zanjar el asunto. Hay muchísimas pautas para que nuestros hijos nos obedezcan a la primera. Lo mejor, ponerlas en práctica una por una. Hoy os cuento en cuál voy a centrarme yo los próximos días,...

El año pasado, publicaba esta entrada, que para mi fue clave durante los primeros años de maternidad. Cuando no tenía pequeños-mayores y todos eran pequeños-pequeños. Parece mentira que teniéndolo tan claro para por las tardes, nunca se me ocurriera para por las mañanas. Probablemente el cansancio perpetuo me impide tener una visión clara al respecto. Fue a uno de mis hermanos a quien escuché este verano decir algo así como: si un día salimos corriendo lo tengo claro, al día siguiente todos en pie 15 minutos antes.

Vengo en plan radical,... Las nuevas tecnologías son maravillosas. Gracias al whatsapp tengo contacto prácticamente diario con toda mi familia y mis amigas de la infancia. En Facebook, he encontrado a compañeros del colegio y de la facultad que no sabía nada de ellos desde hacía años. Estoy viendo crecer a mis sobrinos y cuando llego a Pamplona después de varios meses no me sorprendo del cambio que han pegado,... Mantengo amistad con personas que están al otro lado del planeta y tengo la sensación de que pueden llamar a la puerta de mi casa en cualquier momento. No es difícil encontrar tarifas para hablar indefinidamente con todo el que quieras y existen montones de aplicaciones con videollamadas gratuitas. Una maravilla.

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