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No es fácil controlar una rabieta de un niño de dos años, pero todo el mundo habla de ella y al menos estás seguro de que tu pequeño se está comportando de una manera predecible. De lo que se habla muchísimo menos es de esa pérdida absoluta de los estribos en niños mayores. Esa transformación que jamás imaginamos y que ya no esperábamos una vez superada la etapa de los 2-3 años.

Creo que una da las cosas que más me ha ayudado en la educación de mis hijos, es comprender las emociones fuertes en general y la ira en particular, aceptarlas, aprender a gestionarlas y enseñar a controlarlas.

Una de las maneras que tenemos de ver el cerebro es verticalmente.

El cerebro inferior, más primitivo, se encarga de las funciones básicas como el latir del corazón, de reacciones innatas y de las emociones más fuertes como la ira y el miedo.

El cerebro superior, mucho más evolucionado, se encarga de los procesos mentales más complejos, como la imaginación y el razonamiento.

– Para entender lo que voy a explicar, hay que saber, que la amígdala, una pequeña parte del cerebro del tamaño de una almendra, situado en el cerebro inferior, procesa y expresa rápidamente las emociones, permitiéndonos actuar antes de pensar. Esto puede ser muy interesante muchas veces, por ejemplo, cuando alargamos el brazo para sujetar firmemente a un niño que va a cruzar la carretera justo cuando se acerca un coche. Sin embargo, muchas otras veces, preferiremos pensar antes de reaccionar. Imagina cómo te sentirías si tu hijo tirara el bote de ColaCao justo cuando acabas de terminar de fregar la cocina,… creo que en este momento de emoción intensa, todos queremos pensar antes de actuar,…

Pues bien, resulta que cuando nacemos, tenemos el cerebro inferior completamente desarrollado. Esto es lógico, pues necesitamos respirar, parpadear y llorar con fuerza para que nos den de comer. Sin embargo, el cerebro superior, muy inmaduro al nacer, se construye a marchas forzadas durante los primeros años de vida y luego, durante la adolescencia pasa por una amplia remodelación que dura hasta pasados los 20 años!!!

Y es muy importante que entendamos esto, porque muchas de las conductas que los padres esperamos de nuestros hijos, dependen de esta parte del cerebro que todavía no tienen desarrollada. Es por esto, que los niños suelen quedar «atrapados en la parte inferior del cerebro», sin poder recurrir a la parte superior para controlarla, lo que les lleva a perder los estribos hasta límites insospechados.

Pero es que además, la amígdala de la que os hablaba más arriba se activa sobre todo en niños, complicando todavía más el uso del cerebro superior.

EN RESUMEN: EL CEREBRO SUPERIOR, NO SÓLO ESTÁ EN CONSTRUCCIÓN, SINO QUE EN MOMENTOS DE EMOCIONES INTENSAS, LA PARTE QUE Sí QUE PUEDE INTERVENIR, SE VUELVE INACCESIBLE. (D. SIEGEL)

Y que los padres sepamos ésto, es una gran suerte por varias razones:

1. Saber qué es lo que les está pasando durante una crisis, comprender que NO son capaces de controlarse en ese momento, puede ayudarnos a superarla de forma más serena.

2. Si sabemos qué es lo que les pasa en ese momento, podremos entender que las charlas y los gritos, sólo nos llevarán a complicar más las cosas. Si hizo una falta grave, no será el momento de hablar, simplemente porque no está en disposición de razonar.

3. Podremos comprender, que en estos momentos de crisis, lo mejor que podemos hacer es pedir que se serenen y ofrecerle nuestra ayuda para calmarse. Preguntarle con cariño si se encuentra mejor ayuda muchas veces.

Esto no significa que debamos pasar por alto un mal comportamiento, ni mucho menos. Con esto sólo quiero decir que en plena ebullición, nuestros hijos no serán capaces de utilizar el cerebro de forma íntegra, con lo cual será imposible que puedan entender nuestros razonamientos en ese momento.

4. Recuperada la calma, podremos hablar con ellos, recordarles los límites y las normas de nuestra casa. Recuperada la calma, será el momento en que nuestros hijos deberán reparar el daño que hicieron. Si hemos conseguido gestionar toda la crisis de forma serena, algo que no es nada fácil, los niños podrán centrarse en cómo mejorar su comportamiento, utilizando el nuestro como modelo.

Porque no debemos olvidar que somos modelos permanentes de nuestros hijos y que éstos, pueden aprender de nosotros que las emociones fuertes pueden ser gestionadas de forma serena.

Feliz día!!

* Ya lo sé. Contar la teoría es mucho más fácil que la práctica. Pero merece la pena aprender a gestionar la ira de nuestros hijos de forma serena.


 

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4 comentarios

  • Cuestión de Madreshace 8 años

    Muuuuuuuuuuuchas gracias por el recordatorio, no sabes lo bien que me vino la primera vez que te lo oí y lo bien que me viene refrescar la memoria 😉

    responder
  • MONICAhace 7 años

    Buenos días Laura:

    He aterrizado en tu blog esta mañana y me encantan tus posts. Eres práctica, directa y tienes una lógica aplastante, que como madre de un niño de 6 y una niña de 4 años, no encuentro en muchas situaciones diarias. La ira de mi hijo de 6 años me preocupa bastante, cuando se enfada pega puñetazos e intenta tirar cosas al suelo, yo le pido que por favor se controle y cuando pasa el momento intento razonar con él que lo que hace no es aceptable, él siempre me dice que llevo razón, pero a la siguiente vuelve a la carga. No sé qué instrumentos puedo utilizar para ayudarle, a ver si me puedes inspirar. Gracias.

    responder

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