
Últimamente, arreglo todo a golpe de calendarios.
El primer cuadro que colgué, fue porque uno de los niños me lo pedía constantemente. Además de ubicarse en el tiempo, necesitaba asegurarse de que no se iba a olvidar de algunas cosas. La necesidad de saber el día en que viven, ya la habíamos vivido con sus hermanos mayores durante sus últimos años de infantil. Entonces hice este calendario perpetuo que hemos usado durante años. La verdad es que es un poco laborioso, pero merece mucho la pena.
A raíz de este primer calendario y durante estos últimos meses, en los que he tenido que estar mucho más organizada que nunca, he ido preparando distintos cuadros para organizarme y organizarlos. El más provechoso de ellos, sin duda ha sido uno que vale para todo y para todos.
La idea es que ahí apunto lo que todos tienen que saber y ahí todos apuntan lo que yo tengo que saber. ¿Lo que más me ha gustado?
– Mi descarga mental. Ha sido maravillosa.
– Disminuyen radicalmente los «esto mejor para mañana».
– Ubica a los niños en el tiempo y pueden medir el paso del mismo. Ideal para niños de 4-6 años.
– Ya no cabe el archiconocido «mamá ya te lo dije». Ahora sólo vale el «mamá ya te lo escribí» que apenas tienen ocasión de articular,…
– Dentro del caos veraniego infantil recientemente inaugurado, una pequeña estructura que los ubique en los acontecimientos que se van a suceder en las próximas semanas, les da seguridad y les relaja muchísimo.
Os dejo aquí una imagen imprimible por si alguien se anima. En la red podéis encontrar muchos otros diseños.
Feliz lunes!